Los intensos movimientos migratorios de las últimas décadas han acentuado el perfil multicultural de las sociedades opulentas, caracterizadas por la pre- sencia en su espacio geográfico de multitud de grupos sociales con formas de vida, religión y tradiciones que se distancian de los modelos axiológicos de la mayoría hegemónica. La actitud puramente defensista que han adoptado la mayoría de los gobiernos frente a esa creciente complejidad étnica – apo- stando por remarcar la supremacía inexpugnable de los valores occidentales –, unida al peligroso avance del nacionalismo extremo en buena parte de los Estados europeos y también en los Estados Unidos de América, han favore- cido un clima de tensión que en no pocas ocasiones desemboca en conflictos sociales necesitados de la intervención del Derecho penal. El objetivo del presente trabajo es desvelar algunas de las claves de la política criminal que se está desarrollando en los países receptores de las migraciones contemporáne- as para gestionar esos conflictos originados en la diversidad cultural.