La criminología se ha ocupado de establecer las bases ideológicas para el control penal de las muje- res, presentando su naturaleza o su diversa sociali- zación como claves de una explicación ahistórica de sus trasgresiones, sin referencia a las características estructurales de la sociedad y la cultura en que es- tán insertas, como seres excluidos del orden social y víctimas de una jerarquía sexual imposible de desa- fiar. Desde los planteamientos críticos de las teorías de la reacción social se vislumbra, a cambio, un uni- verso teórico distinto en que identidades múltiples -patriarcales, clasistas, sexualmente hegemónicas y racistas- influyen no sólo en la legislación sino tam- bién en la práctica penal y penitenciaria.